
El partido de ida de los octavos de final, el Real Madrid-Atlético de Madrid del Bernabéu, no pasará a la narración de los derbis. El duelo estuvo marcado por el temor a arriesgar , por el rigor táctico y por la no aparición de las grandes estrellas. Tan solo los destellos con apariencia de goles al cargo de Rodrygo, Julián Álvarez y Brahim Díaz iluminaron la noche madrileña de invierno.