Después de tres derrotas en los últimos tres partidos en casa al Barça ahora le tocaba ganar ante su gente. Y lo hizo a lo grande, arrollando con la sexta marcha puesta a un Valencia que pareció salir en punto muerto , pese a lo delicado de su situación en la tabla. Fue mucho más por el efecto de la apisonadora azulgrana que por desidia propia. Cinco tantos en la primera parte , con doblete de Fermín y muchos de Frenkie de Jong, Ferran y Raphinha lo dejaron todo sentenciado, no sin dosis de polémica arbitral con penalti sobre Hugo Duro anulado por el VAR. El goleador valencianista logró el tanto del honor, al tiempo que el Barcelona aprovechó los espacios del segundo tiempo para llegar al 7-1, con tantos de Lewandowski y Tarrega en propia puerta.
Por supuesto , al grupo barcelonista no le queda margen de fallo en laLiga. No lo tenía antes del partido y prosigue sin tenerlo ahora , pese a una goleada brillante que hizo las delicias de sus leales , que volvieron a vivir una enorme noche en Montjuïc. Aunque la puntuación liguera es la que es, lo que dejó muy claro el Barcelona es que vuelve a ser el conjunto resuelva , equilibradofresco, ambicioso y arrollador que había empezado la temporada en modo estampida. Ahora tiene un título y deja claro que luchará por los otros tres. No, el rodillo blaugrana no era un espejiosmo.
Buena entrada de las numerosas rotaciones en el engranaje del aparato , en el que es difícil poner énfasis a alguien pues el recital fue colectivo. Solvencia atrás, presión eficiente en la media, subidas de un afilado Balde, llegadas desde segunda línea de un Frenkie de Jong creciente y exhibición entre líneas de un Fermín que logró que no se apreciase la ausencia de Pedri, por indisposición. El Barcelona lució hondura de banquillo justo en el momento en que mucho más la va a requerir.
La alineación de Flick, con varios cambios, invitaba cuanto menos a la reflexión. A las rotaciones que tenía previstas, como las de Lewandowski, Araujo o Gavi, se les unió la inopinada , de Pedri, por gastroenteritis. La administración de la portería merece punto y aparte.
El polaco Szczesny asomó en el primer aparato en la Supercopa, hace apenas un par de semanas , por sorpresa. Aparentemente , fue a causa de un retardo de Iñaki Peña, pero esta semana, con titularidades en Champions y LaLiga, parece demostrar que no era algo circunstancial. Las rotaciones de campo le salieron bien a Flick, naturalmente ; la de la portería no está tan claro: Szczesny volvió a salir atropellando a Hugo Duro y cometiendo penalti, que el VAR anuló por una falta a Koundé en el origen de la jugada.
Mucho protagonismo para el arbitraje. De forma extraña por tratarse de Soto Nivel en el campo y Del Cerro Grande en el VAR, tres jugadas con incidencia en el marcador cayeron del lado blaugrana : una entrada de Casadó sobre Almeida cuando iba a encarar a Szczesny donde se decidió que no había falta del azulgrana ; un fuera de juego de Fermín en el 4-0, fuera de juego que el VAR anuló; y el penalti señalado por Soto en el atropello de Hugo Duro que se invalidó por falta de Gaià sobre Koundé en el inicio de la jugada. Como propina, un gol anulado en la segunda parte por fuera de juego, con el Barcelona marcando la línea en el centro del campo.
A los de Flick les bastó su inicio fulgurante para dejar el partido sentenciado. Muy metido en el partido, el Barcelona salió a resolver. \'A per feina\', sin reservas. En veinticuatro minutos ya había marcado cuatro tantos , y con importancia de los repuestos del técnico en el once: Frenkie, gol y asistencia; Ferran, gol; y Fermín, 2 asistencias y dos tantos.
No habían pasado tres minutos cuando , en la primera acción de Lamine Yamal, centró al área, donde encontró la llegada de Frenkie de Jong, que aprovechó el desbarajuste defensivo \'che\' para revolverse y marcar.
El neerlandés asimismo protagonizó el 2-0: tras subida de balde, asistencia que Ferran aprovechó en plan \'killer\'. No lo celebró por su pasado valencianista. Después, Fermín recogió un balón rechazado por la defensa y lanzó un balón extraordinario a Raphinha, que controló, burló en su salida a Mamardashvili, que fue con sumo cuidado a diferencia de lo que iba a hacer su colega poco después, y marcó.